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La historia de Sant Martí Sarroca gira al amparo de la
Roca y de su imponente dominio sobre la plana. El
lugar se encuentra en la confluencia de diversos
cursos de agua (río Foix, riera de Pontons y varios
torrentes tributarios) y ha sido poblado desde la
Prehistoria, como lo prueban los diversos yacimientos
que se han encontrado en el terreno, del Neolítico y,
con mayor profusión de restos, de la era romana (sepulturas,
molinos, villas i hornos de cerámica).
El lugar se convirtió en un asentamiento permanente de
población desde la baja edad media. Primero, dentro de
los muros del castillo de la Roca, o en sus aledaños,
donde los lugareños permanecieron hasta finales del
siglo XIX. En el Castillo se han encontrado arcos y
otros elementos de construcción de época visigótica.
Sant Martí Sarroca posee carta de población desde
1385, aunque en la Edad Media, por ser tierra de marca
o de frontera entre cristianos y musulmanes, tuvo
pocos pobladores.
A finales del siglo XIX, el Ayuntamiento, la escuela,
el juzgado, el cementerio y varios comercios o la
taberna estaban ubicados aún dentro del recinto del
Castillo. En el llano apenas se alzaban algunas masías
aisladas, construidas a lo largo de las distintas
corrientes fluviales que discurren por el término
municipal, como Cal Possastre, que fue una de las
primeras.
El desarrollo urbano extramuros y en la plana formó
las calles de Les Cases Noves, de Ferran Muñoz y de
Les Casetes. La carretera que unía Vilafranca con La
Llacuna atravesaba estas calles. La construcción de la
carretera actual, en 1880, estimuló el crecimiento de
la localidad y el desarrollo de nuevas vías urbanas.
Cal Lluís se construyó en estas circunstancias en la
calle de la Font (por la Font Vella que existía en uno
de sus extremos) y la avenida de Anselm Clavé (denominación
que recibe la carretera BP-2121 en su trazado urbano)
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